miércoles, 13 de junio de 2012

"SUELE PASAR"

Detienen por error a un coruñés que perseguía a un ladrón que acabó huyendo

El comisario de policía le pidió perdón después de que varios agentes se abalanzaran sobre él y lo interrogaran en el cuartel

 

Escrito por: Alberto Mahía
A  Coruña / la voz  13 de junio de 2012 05:01 GMT
Lo que viene ahora no es un cuento. Lean y pásmense. Un buen ciudadano es testigo de cómo un delincuente le roba el bolso a una mujer mayor. Como es de los que no pueden ver un abuso y mirar hacia otro lado, decide echar a correr tras el ratero. A través del móvil le va retransmitiendo a la policía la persecución. En eso, ve al ladrón esconderse en un bar. Él se queda a una prudente distancia y espera la llegada de los agentes. Llegaron pronto. Pero en lugar de echarse encima del malo, se abalanzaron sobre el bueno. Lo confundieron y de nada le sirvieron las súplicas, sus gritos de inocencia. Lo metieron en el coche y se lo llevaron a comisaría, donde lo interrogaron durante casi una hora. «No mientas, eres tú», le gritaban. «Que no, que yo era quien lo perseguía. Llamen al 092 y compruébenlo, por Dios», decía una y otra vez. Hasta que lo comprobaron. La policía lo dejó en libertad y asumió el patinazo. ¿Qué pasó aquí? Pues que mientras el hombre seguía de cerca al malandro contándoselo al 092, otro ciudadano pensó que el delincuente era él y llamó al 091 para dar su descripción.
Si no fuera por lo mal que lo pasó, lo contaría como un chiste. Pero sucedió de verdad, el pasado viernes en A Coruña, en la zona del estadio de Riazor.
La verdad es que hubiese bastado con cruzar unas palabras con este hombre para haberse percatado de que en ningún caso daba el perfil de delincuente tironero. Pero tan fiel fue el retrato robot facilitado por aquel errado ciudadano que los agentes no le creyeron ni una palabra. «Cuando se echaron encima de mí, no hacía más que decirles que yo no era, que el ladrón estaba en el bar. Pero nada. Me esposaron y me metieron en el coche», recuerda. Policía y ciudadano se enzarzaron en una discusión que terminó cuando un agente cogió su móvil y comprobó que la última llamada era a la policía local. Llamó a sus compañeros y confirmaron la versión de este coruñés que no quiere dar su nombre y que, sin haber roto un plato, ya sabe cómo se las gasta la policía.

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